Todo los afecta. Hasta el exceso de peso, por mencionar un ejemplo. Ante esto, es importante no olvidar el cuidado con cremas, masajes y ejercicios. Estas tres tareas ayudan a mantenerlos sanos y en óptimas condiciones.
Considerados como la parte más preciada del cuerpo femenino, los senos requieren cuidados específicos para mantenerlos sanos, firmes y bellos. La tarea no es fácil, porque son sensibles a los cambios de cada etapa de la vida de una mujer: pubertad, embarazos, adelgazamientos. Y se puede ir con ellos llevándolos como objeto de deseo o de compasión, porque se caen, se estrían o se chupan como un higo seco.
Los senos están compuestos de tejido glandular y graso, situados sobre el músculo pectoral y sostenidos tan sólo por la piel, razón por la cual tienden fácilmente a obedecer la ley de gravedad. Sufren especialmente con el paso de los años, los cambios bruscos de peso o alteraciones de su volumen, como las que se producen cuando se espera un hijo.
Si bien es cierto que no están expuestos a los efectos negativos del sol, los cambios climáticos o los radicales libres porque están protegidos por la ropa, sí padecen problemas que atacan silenciosamente la delicada y frágil piel que los recubre. Por eso es necesario mantener en ellos una rutina de belleza igual a la del rostro y, ojalá, el hábito de ejercitar la zona para mantenerlos en su lugar.
Una dieta deficiente altera el buen estado del busto y el funcionamiento de las glándulas mamarias. Los especialistas recomiendan una alimentación sana, donde no falte la ingesta de vitaminas, proteínas y minerales, ya que se ha determinado que la firmeza de los tejidos está en estrecha relación con el equilibrio alimentario.
Fuente: Mujer a Mujer